CALIDAD

  • La calidad de una traducción va a depender necesariamente de la calidad del mismo traductor. Éste tiene que ser objetivo, ya que no es el nuevo autor del documento. Por tanto, no podrá permitirse añadir ni quitar nada. Una buena traducción es aquella que respeta el documento original. La gramática debe ser impoluta, igual que la ortografía, la puntuación y la sintaxis.
  • Un traductor debe dominar a la perfección sus idiomas de trabajo. No solo vale con hablarlos con fluidez, sino que es muy necesario conocer todas sus sutilezas. En ocasiones, el traductor se enfrenta a notas humorísticas, juegos de palabras o expresiones específicas que no siempre son fáciles de entender. Traducir estas sutilezas es tanto más complicado cuanto que no siempre se perciben de la misma manera de una cultura a otra.

La mejor cualidad de la que debe presumir un traductor es EL RIGOR. Su trabajo va a consistir no sólo en traducir palabras y ponerlas de un extremo a otro, sino extraer el significado del texto original y transponerlo de la forma más natural posible en el idioma de destino. En otras palabras, el traductor debe liberarse de las ataduras del texto original.

Organización

Los clientes a menudo imponen plazos bastante ajustados y usted debe estar bien organizado para cumplirlos.

Puntualidad

Entregar una traducción a tiempo es una garantía de seriedad y profesionalidad para el cliente y hará que el cliente vuelva a solicitar tus servicios. Así que a prepararse para trabajar de noche para enviar tu traducción al die siguiente a primera hora.

Paciencia

Las cosas buenas llegan para los pacientes. Para un traductor la paciencia es una cualidad indispensable. Algunos textos son muy complejos, otros están mal escritos y es difícil entender las intenciones del autor. Por tanto, el traductor deberá tener paciencia. En la mayoría de los casos, el traductor deberá tomarse el tiempo para investigar y documentarse en profundidad. En otros casos, deberá solicitar más información al cliente.

Concentración

Los distraídos no valen para traducir. Su trabajo requiere de un férreo rigor. Debe comprobar la terminología elegida, el tono utilizado, la coherencia etc. En resumen, debe ser bueno en el arte de concentrarse. Pero también hay que descansar ya que no te puedes mantener concentrado todo el tiempo.

Flexibilidad

La flexibilidad, junto con el rigor y la puntualidad, es otra cualidad esencial del traductor. Los encargos pueden llegar en cualquier momento, así que no hay horarios. No podrá contar las horas y tiene que respetar sus plazos.

El traductor no solo debe ser flexible en cuanto a los horarios, sino también en la forma en que aborda el trabajo. Su actividad principal es la traducción, pero hay diferentes etapas en el proceso de traducción: determinar el contexto y el público objetivo, investigar la terminología (los términos más adecuados al tema), investigar, verificar las fuentes, traducir el texto, revisar la traducción, maquetar y, finalmente, enviar la traducción al cliente; versatilidad es la palabra.

Integridad

El traductor debe ser honesto. Esta calidad se refiere, entre otras cosas, a lo que cobra. Establecer precios demasiado bajos para atraer a tantos clientes como sea posible puede parecer una buena estrategia a corto plazo. Pero a la larga puede ser contraproducente. Otros harán lo mismo para competir lo que llevará a una nueva bajada de tarifas.

Se deben establecer precios justos en función del nivel de estudio, la dificultad del texto y los idiomas involucrados.

Comunicación

El traductor realiza trabajos de comunicación. Por lo tanto, debe garantizar una buena comunicación con sus clientes y con su entorno. Es importante favorecer un contacto agradable y cuidar la comunicación en tus correos electrónicos. Responder de manera incorrecta a un cliente puede no solo alentarlo a mirar a la competencia, sino que esta actitud dañará la reputación del traductor.

Humildad

El traductor debe tener confianza en sí mismo, pero la humildad es también parte integrante de las cualidades necesarias para ejercer esta profesión. No entender un pasaje de un texto no es señal de incompetencia o debilidad. Hacer preguntas al cliente es a menudo garantía de seriedad y profesionalidad.

Por supuesto, es importante investigar cuidadosamente el significado del término o pasaje complicado antes de dirigirse al cliente. Sin embargo, sucede que ciertos textos fuente están mal escritos, que ciertos pasajes son ambiguos o que el contexto no permite entender un pasaje. El cliente sin duda ayudará al traductor siempre que, por supuesto, lo aborde con profesionalidad y cortesía.